El mindfulness funciona?

¿Te has preguntado si esto de la meditación mindfulness funciona? El boom de la meditación mindfulness ha hecho que le surjan muchos adeptos. Aunque a su vez también le han surgido detractores cuestionando si la práctica en meditación mindfulness funciona hasta el punto que dicen.

Entre sus detractores, por un lado está la gente que lleva tiempo meditando zazen u otras prácticas de meditación pueden llegar a oponerse al reduccionismo de una práctica sin espiritualidad ni cuerpo teórico. Por otro lado, los hay que ponen en entredicho que la meditación mindfulness funcione como respuesta para cualquier problema, especialmente cuando se trata de aplicar técnicas en contextos como las enfermedades médicas.

A continuación intentaremos aportar información de ambos de los pros y contras del mindfulness con argumentos, contraargumentos y citas para informar mejor acerca de su eficacia.

Si antes de seguir leyendo prefieres tener más información sobre qué es mindfulness tenemos un artículo entero al respecto.

 

Meditación mindfulness, ciencia y fake news

Mindfulness para lovers

Creer que funciona cualquier cosa que está de moda puede llegar a ser peligroso. Este tipo de debate cobra especial importancia cuando algunos estudios han apuntado que los efectos de la meditación mindfulness, de los antidepresivos o de la psicoterapia no son mejores que los del efecto placebo. Es necesario plantearse si herramientas como el mindfulness funcionan o no. Como lo es el plantearse si psicofármacos, los antidepresivos o la psicoterapia funcionan. Solo clarificando esta información podemos saber en qué métodos de cambio podemos confiar si nos llega el momento de decantarnos por uno. 

Mindfulness para haters

En paralelo, el creciente número de trolls y haters de la meditación mindfulness se están convirtiendo en la crítica de facto sin contrastar la información. En estos casos, la crítica destructiva de facto pasa a ser un dogma más de los que acusa. Si los grupos críticos se apartan de contrastar la metodología, el análisis o la interpretación de los resultados científicos, esto nos sitúa en una preocupante post-verdad de ambos lados.

Por esta razón creemos que es especialmente relevante cuestionar y argumentar los siguientes puntos.

 

La ciencia detrás de las prácticas de meditación en mindfulness

Beneficios de la meditación mindful

A pesar del gran número de malos estudios, practicar minfulness funciona. Para algunas cosas y no todas. Hay buena ciencia que ilustra los cambios que se dan en el cerebro, en el procesamiento de información y en el de las emociones. Hay estudios que muestran los cambios en estructuras y funcionamiento cerebral en meditadores expertos  o los efectos atencionales de los distintos tipos de meditación. Otros que estudian las diferencias atencionales y de procesamientos de emociones entre distintos tipos de programas de meditación y lo que consiguen cada uno de ellos con programas de 9 meses de prácticaTambién se han explorado las ventajas de un estado meditativo sobre la relajación para solucionar problemas, y las diferencias en cuanto a respuestas emocionales y capacidad de concentración entre meditadores expertos y novicios. Hasta se han encontrado cambios en la amígdala y en las respuestas emocionales a estímulos aversivos. 

Si quieres ver otros estudios sobre el entreno cognitivo en las prácticas de meditación mindfulness y sus beneficios puedes leer más en nuestro blog post sobre qué es mindfulness.

Críticas a las prácticas meditativas basadas en mindfulness

Sin negar los resultados anteriores, también es cierto que la metodología de algunos estudios sobre este tema deja mucho que desear. Como en tantos otros campos de la psicología que miden estados internos, los autorreportes, las muestras pequeñas o los grupos control inadecuados, forman parte de esta literatura. Os dejamos ésta y esta otra referencia por si queréis adentraros más en este debate.

Un laboratorio que estudia los efectos de la práctica minfulness, lanzó ya hace tiempo la autocrítica de que conviene mayor rigor metodológico en los estudios. Más recientemnte, un meta-análisis ha alertado de las consecuencias de los malos estudios sobre los resultados. De aquí, el sensacionalismo periodístico se ha sumado a ello equiparando los efectos de la meditación con los de ver la televisión.

Estos reduccionismos divulgativos no solo hacen daño al objeto de estudio, sino a la ciencia. Castigar al objeto de estudio en lugar de las malas praxis no deja de una metonímia sobre una falsa equivalencia.

 

Las medias verdades en ciencias y pseudociencias

Los sesgos de confirmación

Cualquier científico sabe que la cantidad de malos estudios en un campo no niega el fenómeno de estudio en cuestión.

Como también sabe que las no evidencias no refutan la existencia del fenómeno estudiado.

O que las conclusiones de los estudios suelen ser más partidistas y generosas que sus resultados.

Pero sobretodo, cualquier científico sabe que afirmar (o negar!) que el mindfulness funciona sin evidencias suficientes o sin contrastar contraevidencias, es un sesgo de confirmación. Y eso no es ciencia, sino especulación.

Pues bien, al parecer, por el tipo de titulares a favor y en contra del mindfulness, los que adoran o critican esta práctica no siempre tienen en cuenta estas premisas. Por mucho que opinemos lo mismo que lo que concluye un estudio, sea éste a favor o en contra de la meditación mindfulness, si la metodología no es válida o la interpretación es tendenciosa, entramos a formar parte del sesgo.

 

¿Cómo sé qué información sobre la práctica de meditación mindfulness es de fiar? 

Desconfía de los titulares de lovers y haters del entreno en meditación mindfulness. Cuestiona lo que lees. Revisa la fuente. Hazlo más todavía cuando estés de acuerdo con las conclusiones. Los títulos de los artículos son resúmenes con los que se puede fácilmente jugar al sensacionalismo y suelen pecar de:

  • ReduccionismoSi buscamos titulares, lo más probable es que queramos difundir si un efecto existe o no en base a un solo estudio. El reduccionismo a la hora de interpretar estudios científicos puede conllevar errores o falacias lógicas interpretativas.  No obstante, los resultados de un artículo científico raramente son rápidos de explicar y de entender. Casi siempre llevan coletillas que marcan relevantes diferencias.
  • SobregeneralizaciónAunque los resultados de los estudios científicos suelen ser bastante específicos, cuando se divulgan se suelen hinchar sus implicaciones y conclusiones hasta límites insospechados. Dan por sentado de que esas conclusiones siempre son verdad y que aplican a cualquier circunstancia. Por eso, es importante recordar que cada estudio intenta contestar a su pregunta dentro de un marco específico: en base a unos datos, bajo sus criterios de selección y en condiciones experimentales determinadas. Para validar un fenómeno en psicología experimental suelen hacer falta muchos estudios y no se pueden ampliar (ni minimizar) los resultados de un solo estudio por la cara. 
  • ProvocaciónNo hace falta decir que los titulares científicos en los medios enseñan resultados parciales, sea por un tema de espacio o sea para llamar tu atención. Si encima la forma de decirlo tiene que ser nueva y sorprendente para que te fijes, puede que los titulares que leas acaben alejándose bastante de los resultados.

Cualquier entreno meditativo en mindfulness tendrá efectos en tu cerebro

Te guste o no, ya sea un entreno en minfulness o en pelar patatas, el aprendizaje genera cambios en el cerebro animal. Cuando tu cerebro aprende hay neuroplasticidad y éste fenómeno ya hace décadas que se puede medir.

Al igual que los cerebros de los autobuseros y taxistas tienen un tamaño del hipocampo (la estructura cerebral que correlaciona con representar el espacio) superior al de la media, o que tan solo 10 días de clases de piano redefinen distintos circuitos motores en el cerebro, los entrenos de cualquier habilidad tienen un impacto en tu cerebro. 

En cuanto al mindfulness: si cortar tu flujo de pensamiento automático, mediante un entreno atencional diario de 20 minutos, durante dos meses, para atender a algo (sea el presente o a una patata), no tiene ni siquiera los efectos de un entreno en control cognitivo, que baje Kandel y lo vea.

¿La meditación mindfulness funciona o te funciona?

Si hay toda esta discordia sobre que hay estudios no fiables y estamos rodeados de informaciones sesgadas, ¿practicar mindfulness me funcionará?

 

¿Practicar mindfulness funciona o me funciona? Ésta es la cuestión.

A veces resulta tan absurdo medir la práctica con ciencia como medir la ciencia con la práctica. ¿Por qué? Porque el mundo científico y el mundo práctico a veces contestan a preguntas distintas. Y a preguntas distintas, experimentos distintos. No es lo mismo preguntar ‘¿El mindfulness funciona?’ que ‘¿El mindfulness TE funciona?’

Entender la diferencia entre la validez y utilidad es crucial cuando queremos tomar la decisión de empezar un entreno mental o terapia.

La validez en los estudios sobre meditación mindfulness

El objetivo de los estudios científicos es determinar si hay un efecto de ese método y qué es lo que lo produce (si es el tipo de entreno, el hecho de parar el cuerpo, el cerrar los ojos, el que alguien te guíe con su voz una práctica meditativa…). ¿Tú necesitas saber el qué del meditar te funciona o te basta con qué funcione?

Además, los resultados siempre provienen de una comparación entre dos condiciones, a la mitad de la gente se le presenta la intervención (en este caso, el entreno en mindfulness) y a la otra mitad una condición ‘neutra’ (echarse la siesta, una relajación guiada, leer, hacer lo que normalmente haces en tu vida a esa hora, etc.). O sea, la forma de saber si el entreno en prácticas meditativas mindfulness funciona es comparándolo a otra condición de hacer cualquier otra cosa.

Cuando se trata de personas aisladas, la condición base a la que comparamos una nueva práctica como el mindfulness suele ser diferente.Si, por ejemplo, yo no me permito tomarme 5 minutos de pausa a no ser que sea para entrenar mindfulness, muy probablemente, esa práctica de mindfulness me funcione. Eso es, si la gente que asegura estar sintiendo beneficios al practicar mindfulness no sabe o no puede obtener los mismos efectos mediante otro tipo de conductas o rituales, es que el entreno LES funciona. En comparación a sus otras posibilidades, ésta es la que les da el resultado.¿Podrían probar otros rituales? Probablemente. Pero dentro de su vida, ahora esto les encaja bien.

La validez de los resultados de un estudio pasan a ser menos relevantes que el cómo a ti te funcione esta técnica.

La utilidad de la meditación basada en mindfulness

Si teniendo en cuenta las variables de una persona (su momento vital, sus preferencias, su gestión del tiempo, etc.) el método LE funciona, ¿quiénes son los estudios científicos obtenidos con medias y condiciones comparativas diferentes de las suyas para decirle lo contrario? Si la práctica de un método todavía no validado científicamente le da resultados (distintos a no hacer nada o a hacer otra cosa), practicar mindfulness funciona para esta persona. Y las opiniones o sensaciones subjetivas, ni siquiera en el caso de que sean producto del efecto placebo, no son invalidables desde fuera. En otras palabras, decirte que no sientes lo que sientes no lo va a cambiar.

Por lo tanto, cuando a la gente le funcionan técnicas que no están  completamente respaldadas ni refutadas todavía por suficientes buenos estudios, cabría cuestionarnos si es ético menospreciar los beneficios que sus practicantes reportan.

foco atencional mindfulness

 

La fiabilidad de los efectos en meditación: ¿a partir de qué probabilidad de éxito empezarías a meditar?

Aunque en un estudio no haya diferencias entre un grupo que hace gimnasia y otro que hace mindfulness, eso no significa que para ti, que no haces gimnasia ni mindfulness, no te vaya a ir bien. Que algo no esté científicamente probado no impide que a ti te funcione. Especialmente si ni siquiera puedes compararte a la muestra del estudio.

Los estudios en neurociencia experimental pretenden aislar qué factores o condiciones producen un determinado efecto en el cerebro o en la mente. Sin embargo, la utilidad del método a veces va más allá de su eficacia probada en un contexto experimental. Por ejemplo, para probar, mediante un estudio científico, de que la meditación mindfulness es mejor que ir al gimnasio para reducir la ansiedad, habrá que demostrar con muy alta seguridad, de que es el mindfulness y no la gimnasia lo que genere la reducción de ansiedad. 

Este grado de conservadurismo en la ciencia es particularmente relevante cuando se trata de estudiar tratamientos o fármacos para curar enfermedades. Sin embargo, cuando te preguntas si la meditación mindfulness funcionaría para ti, quizás no necesites garantías tan elevadas. Seguramente mucha gente se ‘arriesgaría’ a practicar meditación con tal de notar ciertas mejorías, especialmente si son alivios mínimamente notables como la reducción de ansiedad. Total, por contra no pierdes nada y encima obtienes beneficios. 

Por eso, hay que tener en cuenta que el nivel de exigencia que requerido en ciencia quizás no sea tan alto como el que necesitas tú para poder mejorar tu vida considerablemente. A diferencia de los estudios médicos, donde la probabilidad de que un fármaco funcione es extremadamente relevante, lo único que al final va a marcar una diferencia para ti es tu propio criterio acerca de cómo te sientes.

Ahora volvamos al inicio. Presupongamos que la meditación mindfulness funciona pero con menos efectos de lo que hinchan por ahí y que algunos todavía no están claros. ¿Vas a negar que el mindfulness funciona antes de probarlo?

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