[kkstarratings] Sufro TOC: el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno obsesivo compulsivo.
Todos tenemos alguna manía, tic o ritual que en algunos casos puede convertirse en un trastorno obsesivo compulsivo. Levantarse con el pie derecho, picar a la puerta tres veces (ni dos ni cuatro), revisar que hemos apagado el gas… Son esas pequeñas tonterías que hacemos a sabiendas de que no tienen sentido pero a pesar de ello no hacen daño a nadie, son muy nuestras y nos sientan sorprendentemente bien.
Si te consideras o te han dicho que tienes un trastorno obsesivo-compulsivo y estás leyendo esto, seguramente querrás tener toda la información al respecto (sí, especialmente tú). En este post te ofrecemos un decálogo de las distintas clasificaciones y etiquetas clínicas del TOC, te recordamos la delgada línea que separa lo que algunos consideran trastorno de la normalidad y te ofrecemos posibles nuevas formas de pensar y hacer al respecto.
‘No es amor
lo que tu sientes
se llama obsesión’
Anthony Santos
¿Qué es el TOC?
Las siglas TOC corresponden a lo que se denomina como trastorno obsesivo compulsivo pero es posible que también te suene su etiqueta en inglés ‘OCD’ (obsessive compulsive disorder). En lenguaje coloquial se le conoce como manías, supersticiones, denteras y gusteras, ralladas mentales, impulsos, rituales, perfeccionismo y pensamientos en bucle.
Obsesiones: pensamientos no deseados
Las obsesiones son pensamientos no deseados repetitivos e involuntarios. Son ideas, imágenes, sonidos, secuencias de razonamientos, sensaciones y emociones que acaban convirtiéndose en hábitos. En sí inofensivos pero con una principal desventaja: han venido para quedarse. Son recurrentes e insistentes. A pesar de que todos hayamos experimentado en mayor o menor medida lo previamente descrito, las obsesiones del TOC se caracterizan porque la repetición de tales pensamientos y conductas no deseadas, generan sensaciones desagradables de ansiedad y angustia. Los pensamientos se perciben como constantes, intrusivos, imparables o invencibles, derivando la consecuente sensación de falta de control. Y en el caso árduo de que se les gane la batalla, pueden llegar a aparecer nuevos formatos o patrones de pensamiento que abren una nueva caja de pandora sobre la que obsesionarse.
Las temáticas y contextos en los que se disparan los pensamientos obsesivos varían en función de cada persona. Las personas con toc suelen anticipar escenarios no reales (aunque sí posibles).
Estos son algunas etiquetas según los tipos de obsesiones del trastorno obsesivo compulsivo toc:
- Misofobia: con la suciedad o a contraer enfermedades.
- Abulomanía: con pensamientos de indecisión o irresolución.
- Fobofobia: con pasar miedo, a tener un ataque de pánico.
- Pseudodisfagia: con atragantarse con la propia lengua, a dejar de respirar.
- Insomnio: con no poder dormir.
- Pensamiento mágico: con si pienso o hago esto pasará aquello (si no lo hago pasará algo malo).
- Tanatofobia: con la muerte de algún ser querido o a la propia, a hacerse daño a sí mismo o a los demás.
- Con desinhibirse o perder el control sobre algo moralmente prohibido (pensamientos sexuales).
- Dismorfismo: fijación con una parte del cuerpo o característica física (como en los objetos flotantes en el ojo o la propia nariz).
- Audiofobia: excesiva sensibilidad a algún sonido (tic-tac del reloj, alguien al mascar…).
- Cronofobia: miedo al futuro, a que pase algo malo, cualquier tragedia no controlable.
- Síndrome de Tourette: tics en una o varias partes del cuerpo.
- Hipocondría: con la sensación de que se padece una enfermedad identificándose con los síntomas.
- Egomanía: con uno mismo.
- Ergomanía (workaholic): con el trabajo.
- Eleuteromanía: con el deseo de libertad.
- Xenomanía: con las cosas extranjeras.
- Megalomanía: con el poder y la riqueza.
- Mitomania: con mentir.
- Monomanía: con un objeto, material (plástico) o concepto (colecciones).
Compulsiones: esos impulsos incontrolables
Se trata de aquellas conductas o comportamientos de desinhibición y/o repetitición. O bien se siente un impulso irrefrenable, o bien una vez ha empezado la conducta ya no se puede detener. Su intención inicial es aliviar la sensación de ansiedad (parecido al rascarse cuando algo pica) y, por lo tanto, suelen proporcionar calma y placer al dar la conducta por acabada. Reducen o previenen la angustia. Y aunque se sepa racionalmente que en realidad no ayudan, necesitan llevarse a cabo igualmente. En caso contrario, suelen conllevar una especie de ‘síndrome de abstinencia’. A parte de los comportamientos que palían el malestar en el caso de las obsesiones anteriormente mencionadas, a los puntos anteriores se le pueden sumar los siguientes tipos de compulsiones o tipos de toc:
- Klazomanía: gritar.
- Aritmomanía: encontrar sentido y coherencia en los números. Contar mentalmente o en voz alta.
- Onicofagia y onicotilomanía: morderse o arrancarse las uñas.
- Rinotilexomanía: urgarse la nariz.
- Cleptomanía: robar.
- Tricolomanía: arrancarse el pelo.
- Excoriación: rascarse la piel.
- Dermatilomanía: arrancarse granos.
- Morsusmanía: morder un no alimento repetidamente.
- Tics: Mover rápidamente alguna cadena muscular.
- Oniomanía: comprar por impulso.
- Hipersexualidad: anteriormente conocido como ninfomanía.
- Dromomania: Viajar.
- Atracones (binge eating).
- Síndrome de Diógenes (hoarding): con perder o tirar cosas aunque no sirvan.
- Toxicomanía: con el veneno o drogas.
- Revisar: desde el gas a la hora de conexión de whatsapp de alguien para asegurarse de que está bien.
- La misofobia o miedo a la suciedad y a los gérmenes puede llevar a limpiar una y otra vez un espacio ya limpio. Como ejemplos, lavarse las manos hasta hacerse heridas o irritarse la piel, lavarse los dientes en exceso, lavar la ropa que otra gente puede haber tocado. Otras opciones son el no visitar hospitales, ni baños públicos, ni tocar cosas que han podido ser contaminadas, ni beber o comer algo de lo que se desconoce el origen, no tocar los pomos de la puerta, no comer de ciertos restaurantes…
- Simetría: Colocar cosas en un orden específico.
- Verificaciones: Revisar si se ha hecho algo repetidamente o un número específico de veces: el gas, los fogones, las cerraduras de puertas y ventanas, los grifos antes de salir de casa, los enchufes, las puertas del coche, velas, cartera y su contenido varias veces, un mail que se ha mandado o todavía por mandar…
- Hacer apuestas con uno mismo y practicar un ritual distinto en función del resultado.
- Releer y buscar síntomas por si se padece una enfermedad.
- Revisar si ya se ha pensado algo (un pensamiento evitado) o todavía no.
¿Tengo TOC?
«Posesión es cuando el demonio invade físicamente un cuerpo humano.
Obsesión es cuando una mente está llena de pensamientos malvados.»
Manual de exorcismo del Vaticano
¿Trastorno obsesivo compulsivo o mal de todos?
Seguramente, si has leído las listas anteriores, te has identificado con una o con varias etiquetas. Significa eso que tienes un TOC? La palabra trastorno significa que hay un ‘desequilibrio psíquico en el funcionamiento de un organismo’. No obstante, ni toda obsesión, manía o compulsión se puede considerar trastorno, ya que casi todo el mundo peca de algo. Si prestas atención, incluso personalidades reconocidas. Suele correlacionar con el trastorno de ansiedad. El ritual mental o de comportamiento no deja de ser una manera de intentar manejar la ansiedad.
¿Dónde está la línea de la patología? ¿Hay línea?
En uno de los múltiples intentos de la psicología por describir de forma resumida estados mentales y conductas, se ha llegado a patologizar con etiquetas lo que no supone una dificultad para uno mismo.
Desde el punto de vista clínico, sólo se consideran trastorno obsesivo compulsivo a las obsesiones o compulsiones que inhabilitan el día a día. Y por inhabilitar se refieren a que o bien causan una angustia insoportable, o bien consumen más que una hora al día.No obstante, si tú necesitas 3 horas pero lo llevas bien, solo es un problema indirecto para los demás. En tal caso ¿para qué intentar cambiar?, ¿para que el otro esté contento? Por estas razones, desde Lo Bueno Si Breve sugerimos que la pregunta adecuada no es si sufres TOC, sino si tus obsesiones o compulsiones te impiden llevar la vida que te gustaría. La línea de qué es normal y qué no la pones tú y no una marca estadística.
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Soluciones que suelen fracasar
1. La aparición (y desaparición) de pensamientos no es controlable.
¿Verdad que nadie le da importancia cuando se le repiten pensamientos agradables? Apenas somos conscientes de nuestros pensamientos mientras no generan malestar. Cuando estás enamorado y piensas reiteradamente en la otra persona, cuando imaginas las vacaciones que están por venir o cuando te viene repetidamente a la memoria algo que necesitas recordar. Así que todo pensamiento es en realidad un ‘pensamiento no deseado’. Tú no eres tus pensamientos. Tus pensamientos te piensan, te pasan. Los pensamientos siempre aparecen y desaparecen antes de que nos demos cuenta. Pertencen a la actividad mental pre-consciente (si quieres saber más al respecto, te recomendamos al filósofo de la mente Dan Dennett). Así que sean pensamientos no deseados, neutros o agradables, no podemos controlar qué aparece en nuestra mente ni cuándo aparece.
2. Juzgar a tus pensamientos
Si todo pensamiento es no deseado, ¿dónde está el problema? El problema cuando aparece la valencia, la atribución negativa que le damos a ese pensamiento, con el consecuente malestar que eso genera. A efectos prácticos, alguien con insomnio puede aceptar que no puede dormir y estar en vela 3 horas, mientras que alguien que revise la experiencia con juicios negativos (mañana no voy a estar descansado, si no puedo dormir ahora entonces cuándo…), se obsesione con ello y sufrirá durante ese mismo período de tiempo (o menos).
3. El maldito no pensar
Cada vez que piensas en parar pensamientos o conductas compulsivas probablemente se te haga un mundo y se incremente tu ansiedad, ¿cierto? Y justamente ¿qué es lo que intentas hacer cuando te obsesionas? La mayoría intentan no pensar. ¿Te funciona?
El error número uno de los que sufren un trastorno obsesivo compulsivo es tratar de hacer desaparecer los pensamientos no deseados. A pesar de ello, intentar no pensar no suele funcionar, ya que para negar un pensamiento hay que representarlos primero (el clásico ejemplo ‘no pienses en un elefante rosa’). Es una pescadilla que se muerde la cola. No pensar es la fórmula infalible para mantener un pensamiento en tu mente.
Hay otros métodos más cómodos y eficaces para empezar a desprenderte de esos lastres, que no pasan por el luchar el impulso con inhibición.
Soluciones que suelen funcionar
1. Cazar la ansiedad al vuelo
Hay gente que dice que el TOC es ansiedad o miedo estancado. Y lo cierto es que no hay TOC sin ansiedad. Sin lo que en psicología llamamos hiperactivación del sistema nervioso o arousal. El síntoma verdadero del TOC es la ansiedad. Ésta es la que mantiene esas obsesiones y catapulta esos impulsos, y cuando se reduce los síntomas siempre mejoran. Si tu cuerpo, y por lo tanto tu mente, están profundamente relajados, este tipo de cuadros no aparecen. Cuanto antes aprendas a detectar ese tipo de ansiedad precursora y premonitoria del síntoma, antes podrás empezar a anticiparte al síntoma antes de que sea demasiado grande como para gestionarlo.
2. Modular ya es cambiar
Si en determinados contextos consigues inhibir, parar, cambiar tu respuesta, significa que conscientemente puedes manejar el síntoma. Las estrategias que usas en esos contextos en los que no aparece el TOC son tu propio manual de éxito. No siempre son estrategias conscientes, pero sí que están disponibles para trasladarlas a otras áreas si lo necesitas. Si solo no puedes, con ayuda externa se pueden detectar para conseguir ejecutarlas a voluntad.
3. Palos a las ruedas
Cuando se trata de compulsiones, el no hacer o el dejar de hacer tampoco son una opciones válidas. Al menos no cuando la angustia aprieta. Cuando se intenta extinguir la conducta compulsiva, se suele incrementar la ansiedad, generando picos de malestar que casi siempre terminan en ‘fracaso’ de la abstención y en una conducta compulsiva compensatoria ampliada. Aprender a hacer de forma distinta, entrenar cambios de foco atencional y saber cuándo tomarse un timeout para relajar el sistema pueden ser recursos mucho más eficaces.
4. ¿Cuándo buscar ayuda?
Difícilmente algo que repitas a menudo va a remitir espontáneamente si no lo ha hecho ya. Es más, en épocas de mayor ansiedad el cuerpo se habitúa a los rituales ya existentes y necesita más conductas para aliviar el malestar. El síntoma suele desplazarse a otros contextos o ampliarse en tiempo o tipo de conducta. Si te parece demasiado complicado o simplemente, cambiar te da pereza, busca ayuda. Además de las técnicas específicas que pueden cambiar tu síntoma en sesión, un psicoterapeuta te puede ayudar a detectar tu forma de salir de la espiral, ya que no hay una solución que le funcione a todo el mundo ni funcione para todos los distintos tipos de TOCs. ¿En qué situaciones ese ritual sí te ayuda? ¿Qué alternativas de conductas y pensamientos podrían ser igualmente gratificantes? ¿Qué forma de relajar el sistema es mejor para ti? ¿Quién eres tú sin esa forma de pensar o de hacer? Muchos de los clientes que acuden a consulta con este problema se quejan de que les gustaría haber encontrado la solución antes. Por más crónico que parezca tu problema, tan pronto sientas que es tu momento aprovecha para quitártelo de encima.