¿Qué es el autoengaño?
El autoengaño es esa mentira piadosa hacia uno mismo. Aquello que nos decimos mientras le cerramos la puerta a un pensamiento volátil que nos tocaría donde más nos duele si lo invitásemos a entrar. Es esa segunda piel que nos protege, que nos permite esconder debajo la alfombra de la conciencia esas verdades incómodas. El autoengaño es esa verdad a medias, ese bivalvo precintado que esconde una perla con una certeza impura y naturalmente irregular.
Autoengaño es negar u omitir una evidencia cuando la verdad es percibida como una amenaza.
¿Tú te autoengañas? No,¿verdad? Lo hacen todos menos tú.
Eso también es autoengaño.
Tenemos más enraizado el mentirnos a nosotros mismos que el mentir a los demás.
― Fyodor Dostoyevsky
¿Por qué nos autoengañamos? ¿Es malo autoengañarse?
La disonancia cognitiva
¿Qué es lo que intentamos evitar al autoengañarnos? El tener dos creencias contradictorias suele generar incomodidades como culpa, vergüenza, frustración, tristeza, o cualquier otro tipo de malestar dirigido hacia uno mismo. A este tipo de incomodidad se le conoce como disonancia cognitiva. Por lo tanto, racionalizar, negar o ignorar lo que va en contra de nuestra creencia más benévola nos permite vivir con menos incomodidad. Si autoengañarte te resulta útil no hace falta cambiar nada.
Preservar tu autoimagen para bien y para mal
Yo le puedo pedir al espejito mágico quién es la más guapa del mundo y cuando conteste Blancanieves enfadarme y romperlo para seguir viviendo en mi mentira. A menudo se confunde el autoengaño con el narcisismo de barrer para casa, con el arte de maquillar la informaciónpara que juegue a tu favor.No obstante, a menudo también nos autoengañamos, sin darnos cuenta, con creencias que juegan en nuestra contra. Por ejemplo, si yo creo que soy depresivo, por mucho que durante muchos momentos del día me sienta bien, no les daré importancia porque solo prestaré atención a los momentos de incomodidad que confirman mi depresión.
La utilidad del autoengaño es proteger las creencias que tienes sobre ti mismo. Reafirma tus creencias al margen de si estas juegan a tu favor o en tu contra. Para bien y para mal, el autoengaño valida tu identidad.
Las mejores mentidas sobre mi son las que yo he contado
― Patrick Rothfuss
La gran ventaja de autoengañarse: la tranquilidad
¿Qué es mejor, vivir en paz o vivir al servicio de la coherencia enfrentando tus miedos al cambio constantemente? El beneficio de creerte tu película e ignorar la información incómoda que mejor se aproximan a la realidad es la tranquilidad. Revisar una creencia puede llegar a implicar cambiar comportamientos y costumbres que hasta ahora nos resultaban cómodos. Hasta puede llevarnos a cuestionarnos quienes somos. A veces, dejar que caiga el velo de la ignorancia conlleva esfuerzo o incluso sufrimiento para resituarlo todo. A veces, reconocer que estás equivocad@ puede llegar a tener un alto coste.
¿Es realmente posible engañarse a uno mismo?
Se puede llegar a invertir una gran cantidad de inteligencia en la ignorancia si la necesidad de ilusión es profunda.
―Saul Bellow
Se dice que el autoengaño se produce cuando mantenemos como falsa una creencia a pesar de saber que es cierta. Pero, ¿cómo te puedes mentir a ti mismo cuando ya has visto la cara oculta de la moneda? ¿Se puede ser Tom y Jerry a la vez? Paradójico, ¿no?
Hay escuelas de la filosofía que sustentan que creer A y lo contrario no es posible. Que en el momento que conoces una verdad no puedes ya dejar de conocerla por más que la niegues. No obstante, desde distintas escuelas de la psicología se han propuesto revisiones acerca de la imposibilidad de autoengañarse.
Tus creencias dependen del contexto
Si entendemos que dependiendo del contexto se nos activan unas u otras creencias, es bien posible que lo que creamos que es verdad en un contexto no sea nuestra creencia útil para aplicar en otro contexto. Una creencia puede ser cierta en unos contextos y la creencia opuesta puede ser cierta en otros.
Mientras las dos creencias no se encuentren no hay mentira ni engaño
Nuestros resúmenes de la realidad no son perfectos ni totales, pero son útiles. Solo explican interpretaciones parciales de realidad. Al ser parciales, y por lo tanto insuficientes, están plagadas de sesgos, generalizaciones y omisiones de información que acaban por generar inconsistencias. Si una creencia me resume una parte de realidad y la creencia contraria resume otra, ambas son útiles. Mientras no se dé la situación donde se encuentren y den lugar a una incoherencia o contradicción, me serán útiles por separado.
De este modo se puede surcar el mar de espaldas al cielo o volar por encima de las nubes sin ver el mar. La referencia o contexto por donde se avanza impide ver el total de la información con perspectiva.
La duda o la certeza sobre una creencia pueden variar
Podríamos llegar a dudar hasta de nuestro propio nombre. Tras una situación inusual que conlleve una descarga emocional, como puede pasar sin ir más lejos, tras una larga noche de insomnio, hasta la fe en nuestras creencias más evidentes se podría llegar a tambalear. Hasta nuestras verdades más inamovibles están sujetas a la duda si se da el contexto para ello. La confianza en tus verdades no es total o nula, aunque no te lo parezca, se mide en porcentajes.
“Me miento a mi mismo todo el tiempo. Pero nunca me creo.»
― S.E. Hinton
Los sesgos cognitivos: el arte de manipularse a uno mismo
Los sesgos cognitivos son las distorsiones que nos permiten poner peso a unas creencias y aplacar las contradicciones. Aquí mencionamos algunos de los sesgos que activamos cuando nos autoengañamos:
- Sesgo de confirmación: Es cuando se favorece la información que valida lo que yo ya creía por encima de la información que reta mis creencias previas. Ej./ En una discusión escoger un ejemplo que te da la razón a pesar de que hay otros que van en tu contra.
- Sesgo de anclaje: Cuando consideramos una información como relevante y más importante que el resto. Ej./ Si tu madre te llamó torpe un par de veces en tu infancia y todavía sostienes que lo eres. Ej./ Cuando alguien no te cae bien después de una primera mala impresión.
- Sesgo atencional: Prestar atención selectiva a aquellas cosas que para mi son relevantes e ignorar otras. Ej./ Cuando te quedas embarazada y solo ves embarazadas a tu alrededor.
- Sesgo de punto ciego: Creer que tú estás menos sesgado que los demás. Ej./ Los conspiranoicos que no contemplan mentiras en la información que favorece conspiraciones.

- Profecía de autocuplimiento: El creer en algo que a su vez facilita que se cumpla. Ej./ El hecho de que la gente que se cree más lista saca mejores notas.
- Prejuicio de pertenencia al grupo: Creer que la gente del grupo con el que te identificas es mejor que los demás. Ej./ Cuando crees que la gente con la que compartes partido político son mejores personas que el resto.
- Sesgo de la elección: Cuando te tienes que decidir entre dos opciones igualmente buenas, solo por el hecho de tomar una decisión, ya crees que has tomado la mejor elección. Ej./ Cuando escoges un postre y crees que es mejor que el otro aunque ni siquiera hayas llegado a probarlo.
- Sesgo de resultados: Cuando explicamos un resultado en base a un factor y no a otros. Ej./ Como me corté el pelo en cuarto creciente esta vez me ha crecido más rápido. Ej./ Me ha ido bien la entrevista de trabajo gracias a que no me puse la camisa amarilla.
¿Eres responsable de las mentiras que te dices a ti mism@?
¿El autoengaño es intencional o subconsciente? No todas las verdades ocultas son mentiras. Hay verdades que podemos evitar pensar intencionalmente, a voluntad. Sin embargo, hay otras que todavía no se vislumbran con suficiente claridad porque, o bien no nos vienen a la cabeza, o bien las censuramos demasiado rápido como para llegar a tomar conciencia y comprenderlas. Puede ser que no tengas acceso a tus ángulos muertos como te explicamos a continuación.
La evitación de un pensamiento dificulta el acceso a su contenido
Por un lado, a veces tenemos la intuición de que hay una verdad por emerger, pero casi de forma automática evitamos ese pensamiento. De otro lado, sabemos que un pensamiento no repensado se olvida más fácilmente que uno que visitemos a menudo. Por lo tanto, evitar pensar en algo puede llevar a un conocimiento menor de lo que se oculta. Aquellos pensamientos evitados, reprimidos, no pronunciados, pueden estar tan escondidos o ser tan inconcretos que a pesar de intuir que hay más información disponible no queremos o no sabemos cavar hasta llegar al tesoro.
Interferencias entre creencias
Lo que a veces conocemos como memoria selectiva no tiene por qué ser un fenómeno voluntario. Simplemente por recordar una creencia se puede estar bloqueando el recuerdo de la información que la contradice. O sea, que puede ser que tu creencia ‘preferida’ esté bloqueando u ocultando la creencia amenazante. Si tenemos espacios de información separados en lugar de integrados es probable que, sin darnos cuenta, estemos ignorando contraevidencias.
¿Cómo puedo dejar de autoengañarme?
- Toma conciencia de tus sesgos cognitivos. ¿Verdad que no puedes decidir si ves algo 3D o 2D? Como tampoco puedes decidir cómo de concretamente oyes un sonido, ¿no? En los casos de sesgos perceptivos o sensoriales, a pesar de que también exista un un sesgo (no vemos todas las dimensiones ni oímos todas las frecuencias), no podemos escoger con qué percepción sensorial quedarnos. Nuestro cerebro nos transcribe la información sin que tu razón pueda hacer nada al respecto. Sin ambargo, cuando hay sesgos cognitivos, podemos usar la propia cognición y la toma de conciencia para desafiarlos y cambiar. El darse cuenta de los propios sesgos permite cambiarlos.
- Sé tu propio abogado del diablo. Si una creencia resulta demasiado incómoda en tu vida, hacerte de abogado del diablo, de amigo que te conoce mejor que tú, puede darte buenos resultados. Si te cuesta o no te atreves a cuestionarte, prueba cualquiera de las siguientes opciones.
- Desafía tu creencia en tu segunda lengua. Cuando tomamos decisiones en nuestra lengua pensamos de una forma más emocional que si pensamos en una lengua extranjera. Prueba a reflexionar sobre tu creencia hablándote en tu segunda lengua.
- Medita sobre ello. La meditación permite aprender a pensar sin juicios. Con la musculatura del cuerpo relajada puedes percibir verdades desagradables sin pasar por el juicio ni la incomodidad.
- Confesa la creencia oculta a alguien que te escuche y te acepte incondicionalmente. Ir al terapeuta, acudir a terapia de grupo, o hablar del tema con tu amigo del alma son marcos ideales para sentir aceptación incondicional sobre una creencia reprimida.
Observa tu creencia en 3a persona. Jugar a que te ves desde fuera como si fueras otra persona y observar tus autoengaños como si no fuesen tuyos.
Si quieres saber más sobre estrategias de cambio, puedes consultarnos en info@lobuenosibreve.com.