Sintomas-ansiedad

Es muy difícil convencerse de que uno sigue cuerdo mientras se sienten algunos de estos síntomas de ansiedad, ¿verdad?

No consigo relajarme. ¿Me estoy volviendo loca/o?

‘El corazón me va a mil. Se me acelera, se me para. Me late a trompicones. Late tan fuerte que hasta lo puedo oír. ¿Estoy teniendo un ataque al corazón? No… otra vez no, por favor. Me falta el aire. Me cuesta respirar. Creo que me voy a ahogar. Tengo sofocos. Sudor y frío a la vez. Esta presión en el pecho no se me va… que pare esto. Relaja, va. ¿Y si no se me va? ¿Y si me ven así? Me cuesta tragar, tengo ganas de vomitar. Mi barriga parece una montaña rusa con estos retortijones. Tengo miedo de perder el control. Siento vértigo. ¿Y si me desmayo? Este hormigueo en las manos va a más y se me han dormido las piernas. No me puedo mover. Parece que mi cuerpo no sea mío. Nada de esto no parece real. No puedo ni hablar. ¿Qué dices? No entiendo nada. Esto es como estarse muriendo. ¿Qué hago? ¿Medito? ¿Pienso en positivo? ¿Cómo voy a relajarme si esto no para? Nada de lo que intento funciona. ¿Qué me está pasando?’

 

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Ataques de ansiedad

Los ataques de ansiedad, también conocidos como ataques de pánico o crisis de angustia, suelen presentarse de forma esporádica y sin avisar. El 9.6% de la población española y el 13.6% del total de la población europea experimentará al menos un ataque de ansiedad a lo largo de su vida. No se pueden ni anticipar, ni evitar, ni dejar de sentir solo pensando en ello (sería como pedirle a alguien que sufre alucinaciones auditivas que no escuche las voces que oye). De repente, el sistema nervioso pone en marcha un mecanismo de defensa que, por mucho que se intente racionalmente, sigue su transcurso hasta finalizar el proceso (no suele durar más de 10-20 minutos).

Ansiedad generalizada

No obstante, no toda ansiedad aparece en forma de ataque o crisis. Cualquiera de nosotros puede llegar a experimentar ansiedad, en mayor o menor grado, como reacción (a menudo, anticipación) a una amenaza (real o percibida). A menudo, los síntomas de la ansiedad son menos agudos que en los ataques de pánico, aunque pueden alargarse más en el tiempo. A pesar de que la sintomatología difiere entre personas, el malestar por exceso de agitación suele ser un denominador común. Puede ir acompañada de insomnio, pensamientos obsesivos y conductas repetitivas, ganas de llorar, agitación física y mental, fatiga y cansancio, digestiones complicadas, diarreas, trastornos en la piel (sarpullidos, psoriasis, pérdida de cabello repentina), colon irritable, estrés, depresión, pérdidas de memoria y dificultad para prestar atención. No obstante, solo la mitad de los afectados buscan tratamiento para combatir la ansiedad.

¿Por qué a mi? Causas de la ansiedad

La ansiedad es una respuesta que puede desencadenarse simplemente al pensar reiteradamente en un tema en concreto. Puede aparecer solo en contextos específicos: antes de una presentación, en el coche, a la hora de dormir, o cuando se anticipa una conversación difícil. Otras situaciones que la pueden detonar pueden ser el estrés, así como cualquier sensación de miedo agudo o fobia (aviones, espacios pequeños, aglomeraciones, espacios abiertos, animales…). Si ya has sentido ansiedad alguna vez, el mismo miedo a sufrirla otra vez (el miedo al miedo) puede hacer emerger la sensación. Por último, también puede ser originada por cambios vitales recientes (aunque no necesariamente vigentes) o bien los cambios vitales pendientes de hacer (deberes emocionales).

 

Nunca en la historia del cálmate nadie se calmó al decirle que se calmara.

 

¿Cómo se reducen los síntomas de ansiedad?

Lo que todo el mundo suele intentar es controlar los síntomas para reducirlos. Pero justamente, la paradoja de la ansiedad es que cuanto más se intentan controlar los pensamientos y reacciones automáticas del cuerpo más probable es que éstos se incrementen o se mantengan. El control, al igual que el distraerse, no funciona. Especialmente cuando se intenta llevar a cabo en estados de agitación. Las buenas noticias es que tanto la ansiedad como los ataques de pánico tienen solución. Existen formas tanto de pararlos como de prevenirlos sin necesidad de tomar medicación. Si quieres saber más acerca de cómo detener estados ansiosos en pocas sesiones o quieres saber cómo ayudar a alguien cercano que los sufre, puedes seguir nuestro blog sobre Cómo parar un ataque o crisis de pánico o pedir cita con un terapeuta.

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